El culto al Corazón de Jesús
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El
Papa Pío
XII expresó
en la encíclica
sobre el Corazón
de Jesús
(Haurietis aquas):
El
culto al Corazón
de Jesús
es "la escuela
más efectiva
del amor de Dios"
(numero 72).
Este culto "tuvo
su surgimiento natural
en la fe viva y
en el culto ardiente
al Divino Salvador
y a sus llagas glorificadas,
que, como signos
de su inmenso amor,
fueron las que en
mayor medida tuvieron
influencia sobre
las almas."
(numero 52)
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El
Corazón de Jesús
nos "muestra y nos pone
ante nuestros ojos de una manera
clara todo el amor con el que
Cristo nos amó y nos
sigue amando. Justamente por
esto hay que atribuirle al culto
al sagrado Corazón de
Jesús un significado
especial y considerarlo como
una práctica cabal de
profesión de fe cristiana.
(…)
El culto al Sacratísimo
Corazón de Jesús
no es sustancialmente sino el
mismo culto al amor con que
Dios nos amó por medio
de Jesucristo, al mismo tiempo
que el ejercicio de nuestro
amor a Dios y a los demás
hombres. (…) además,
considera la perfección
de nuestro amor a Dios y a los
hombres como la meta que ha
de alcanzarse por el cumplimiento
cada vez más generoso
del mandamiento «nuevo»
." (Numero 60).
El
culto al sacratísimo
Corazón de Jesús
le es muy caro al Papa Juan
Pablo II. En el discurso pronunciado
en ocasión de cumplirse
el tercer centenario de la muerte
de santa Margarita María
de Alacoque dijo: " Durante
mi peregrinación en 1986
a la tumba de Sta. Margarita
María, oré por,
que dentro del espíritu
del legado de la Iglesia,
el culto al Sagrado Corazón,
fuera fielmente reinstaurado.
Porque es en el Corazón
de Cristo que el corazón
humano reconoce el verdadero
y unico sentido de su
vida y su destino. Es en el
corazón de Cristo que
el corazón del hombre
recibe la capacidad de amar.
"
El
mismo papa expresó en
otra oportunidad: "La esencia
de este culto está siempre
presente en la espiritualidad
de la Iglesia a lo largo de
su historia. Desde el comienzo
la Iglesia posó su mirada
en el Corazón traspasado
de Cristo crucificado, del que
brotaron sangre y agua, símbolos
de los sacramentos que fundan
la Iglesia."
El
Catecismo de la Iglesia católica
nos enseña: "Jesús
nos conoció y amó
a todos y a cada uno en el tiempo
de su vida, de su pasión
y de su agonía y se entregó
por cada uno de nosotros: 'El
Hijo de Dios me amó y
se entregó a la muerte
por mí.' (Gál
2, 20) Nos amó a todos
con el Corazón humano.
Por eso el Corazón sacratísimo
de Jesús, traspasado
a causa de nuestros pecados
y para nuestra salvación,
es un signo muy especial y es
símbolo … del amor con
el que el Divino Salvador ama
al eterno Padre y a todos los
hombres. " (numero
478)
En
el Directorio sobre la
piedad popular y la Liturgia
se lee: "No hay duda de
que la devoción al Corazón
del Salvador ha sido, y sigue
siendo, una de las expresiones
más difundidas y amadas
de la piedad eclesial. Entendida
a la luz de la sagrada Escritura,
la expresión "Corazón
de Cristo" designa el misterio
mismo de Cristo, la totalidad
de su ser, su persona considerada
en el nucleo más
íntimo y esencial: Hijo
de Dios, sabiduría increada,
caridad infinita, principio
de salvación y de santificación
para toda la humanidad. El "Corazón
de Cristo" es Cristo, Verbo
encarnado y salvador, intrínsecamente
ofrecido, en el Espíritu,
con amor infinito divino-humano
hacia el Padre y hacia los hombres
sus hermanos " (numero
166).
La
devoción al sagrado Corazón
"requiere de los
creyentes una actitud de fondo,
constituida por la conversión
y la reparación, por
el amor y la gratitud, por el
empeño apostólico
y la consagración a Cristo
y a su obra de salvación.
Por esto, la Sede Apostólica
y los Obispos la recomiendan,
y promueven su renovación
" (numero 172).
El
culto al Corazón de María
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En
el mismo Directorio
se expresa con respecto
al Corazón
inmaculado de María:
"Al día
siguiente de la solemnidad del sagrado Corazón de Jesús,
la Iglesia celebra la memoria del Corazón inmaculado de María.
La
contigüidad
de las dos celebraciones
es ya, en sí
misma, un signo
liturgico
de su estrecha relación:
el mysterium del
Corazón del
Salvador se proyecta
y refleja en el
Corazón de
la Madre que es
también compañera
y discípula.
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Así
como la solemnidad del sagrado
Corazón celebra los misterios
salvíficos de Cristo
de una manera sintética
y refiriéndolos a su
fuente precisamente el Corazón
-, la memoria del Corazón
inmaculado de María es
celebración resumida
de la asociación "cordial"
de la Madre a la obra salvadora
del Hijo: de la Encarnación
a la Muerte y Resurrección,
y al don del Espíritu"
(numero 174).
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